lunes, 30 de enero de 2012

La Capacidad de Alegrarse



"En la tradición zen se enseña a los estudiantes a inclinarse tanto ante los demás como ante los objetos corrientes como muestra de respeto. Se les enseña a cuidar igual de bien de las escobas y del cuarto de baño como de las plantas para mostrar su gratitud hacia esos objetos. Ver a Trungpa Rimpoché una mañana poner la mesa para desayunar fue como contemplar a alguien haciendo un arreglo floral o creando un decorado. Puso tanto cuidado y placer en arreglar cada detalle, en colocar los manteles individuales y las servilletas, los tenedores, los cuchillos y las cucharas, los platos y las tazas de café, ¡que tardó varias horas en poner la mesa! Desde entonces, aunque sólo tenga unos minutos, valoro el ritual de poner la mesa como una oportunidad para estar presente y alegrarme.

Alegrarse de las pequeñas cosas no es ser un sentimental o poco original, en realidad requiere ser intrépido. Cada vez que dejamos de quejarnos y permitimos que la buena suerte de la vida cotidiana nos inspire, entramos en el mundo del guerrero. Podemos hacerlo incluso en los momentos más difíciles. Todo cuanto vemos, oímos, saboreamos y olemos tiene el poder de fortalecernos e inspirarnos."

Pema Chödrön, "Los lugares que te asustan". 2001


jueves, 12 de enero de 2012

Una experiencia desde la Psicologia de la Sencillez...

 Comparto un texto que una persona decidió escribir y regalarme despues de vivir un proceso terapeútico:

"Me encontraba ante un pasillo oscuro. Atrapado por el miedo buscaba desesperadamente el interruptor de la luz. El primer interruptor al principio del pasillo no funcionaba, ¡Socorro, que alguien encienda la luz!
La Psicologia de la Sencillez, no encendió la luz, no hizo falta, pues me llevó de la mano a lo largo del pasillo. La oscuridad sirvió de aprendizaje para descubrir que la luz siempre estuvo ahí. Sólo hacia falta aprender a mirar, descubrir como no es la oscuridad en sí misma la que provoca el miedo, sino el rechazo que sentimos hacia ella, al querer que desaparezca. En este proceso la psicología de la sencillez nos propone sustituir los juicios y las recriminaciones por la suavidad y el acompañarse.
El terapeuta nos acompaña en este proceso y nos ayuda a reconocer, a través del soporte que nos ofrece, un espacio de aceptación y acompañamiento incondicional que es un reflejo de nuestra propia capacidad de tratarnos con suavidad.
Poco a poco toda la energía que invertia en protegerme, se ha ido transformando en un estado de dignidad y coraje básicos que me permiten vivir en paz y confianza. Siento que no importa tanto lo que pueda ocurrir fuera o dentro de mi ya que siempre voy a poder recurrir a este espacio de cordura fundamental que siempre nos acompaña, ya que es nuestra naturaleza básica cuya esencia es amor.
Desde este enfoque, nuestras sombras más temidas serán el combustible para la felicidad plena.

Gracias por mostrarme el arte de no tenerle miedo a observar los juicios de la mente y de aprender a hablar desde el corazón, por ayudarme a ver que existe un camino en el que cuando uno expresa lo que siente, se desvanecen las dudas y se manifiesta una profunda paz y tranquilidad que provienen de la aceptación."