lunes, 26 de noviembre de 2012

Vivir en piloto automático.

"...Hay personas para quienes este "vivir en piloto automático" se ha convertido en un modo de vida habitual. Si durante la mayor parte de nuestra vida centramos nuestra atención en algo distinto a lo que estamos haciendo, podemos acabar sintiéndonos vacíos y entumecidos.  Cuando el pensamiento automático domina nuestro sentido subjetivo del mundo, la vida se vuelve repetitiva y monótona. La experiencia no proporciona una sensación de frescura y de descubrimiento novedoso como cuando un niño percibe el mundo por primera vez, sino que nos sentimos muertos por dentro "muertos antes de haber muerto".  La vida en piloto automático también nos hace correr el riesgo de reaccionar mecánicamente ante las situaciones sin haber reflexionado sobre las distintas opciones de respuesta de que disponemos.  El resultado pueden ser reacciones reflejas que, a su vez, provocan reflejos mecánicos en los demás.  Las cascadas de respuestas mecánicas que se refuerzan mutuamente pueden crear un mundo de interacciones irreflexivas, de crueldad y destrucción."

Daniel Siegel, "Cerebro y mindfulness" Ed. Paidós


jueves, 25 de octubre de 2012

Cada segundo es importante, cada actividad es vital.


Estamos acostumbrados a considerar el gran valor que tiene nuestro trabajo, la actividad con la que conseguimos el sustento, probablemente el reconocimiento y con suerte aquella que nos da satisfacción, con frecuencia nuestra vida gira alrededor de ella o en su ausencia a su búsqueda. Las horas dedicadas al trabajo parecieran estar justificadas o ser lo que debe ser, pocas veces nos cuestionamos. 
Sin embargo el día y la vida están llenos de otra serie de actividades que pareciera que las vivimos como sí fueran obligaciones añadidas que tenemos que solventar en poco tiempo, prefiriendo que otro las haga por nosotros y dedicándoles poca energía y atención.
Cocinar, comer, limpiar, cuidar de nosotros y de los otros son actividades vitales tanto como conseguir "el pan de cada día" pero lo perdemos de vista, intentamos hacerlo todo en el menor tiempo posible, queriendo deshacernos rápidamente de la "obligación" para ir a hacer "otra cosa", estamos siempre corriendo detrás del tiempo y probablemente es allí donde reside lo que tanto estamos buscando, la calma y la tranquilidad: en dejar de correr, en darle a cada actividad el valor que se merece es decir, el tiempo y la atención, nuestra presencia.
Alimentarse es vital para estar en el mundo, mantener limpio el espacio en el que nos desarrollamos y compartimos es vital para sentirnos a gusto en nuestro lugar, poder estar presentes al momento de relacionarnos nos permite crecer en cada relación, cada segundo es importante, cada minuto dedicado a la actividad que sea es vital.
¿Que pasaría si viviéramos "como si" todo lo que hacemos durante el día fuera importante, y le dedicáramos toda nuestra atención? Por lo menos podríamos curiosear en algunas de las situaciones que se nos presentan durante el día, espacios para entrenarnos están a nuestra disposición a cada segundo.

 Amanecer, Parque Tayrona

lunes, 17 de septiembre de 2012

Muy abierto desde lo profundo del interior.

De vez en cuando sal afuera y siéntate,
Por la noche al atardecer
Cuando hay una ligera brisa
que toca tu cuerpo,
Y hace que las hojas y los árboles
se muevan con suavidad.
En realidad, no estás tratando de hacer nada.
Estás simplemente permitiéndote ser,
Muy abierto desde lo profundo del interior,
Sin agarrarte absolutamente a nada.
No traigas a la memoria
algo del pasado, de un recuerdo.
No preveas que alguna cosa debería suceder
No te aferres a algo del presente
Nada de lo que percibes necesita ser
establecido con certeza.
Simplemente deja que la experiencia
tenga lugar,muy libremente
Para que tu vacío, abierto corazón
Sea envuelto por la ternura de
la verdadera compasión.

Chöky Nyima Rinpoche
 
 



lunes, 3 de septiembre de 2012

Aprender a convivir con el dolor.

Articulo de Cristina Sáez para el suplemento ES de La Vanguardia.

"¿Por qué a mí?  Constanza González, pisicóloga clínica, cuenta que esa es la pregunta que le asalta al paciente cuando le diagnostican una enfermedad o le avisan de que padecerá dolor crónico. “Pero si en mi familia no hay casos de cáncer, no fumo, no bebo, como bien, hago deporte, me cuido”, dicen. Para muchas situaciones de la vida no hay explicación. “Tratamos de encontrar razones desde la lógica, porque pensamos que podemos controlar las cosas. Pero ese control no existe”, cuenta.

Para la terapeuta, en lugar de instalarnos en el por qué a mí, en la rabia, en el a mí no me debería pasar, resulta más producente plantearnos, ante la situación actual, cómo queremos vivir ese dolor. “A menudo nos quedamos apegados a cómo era nuestra vida antes, queremos volver a ella, pero no se puede. Y eso nos hace sufrir aún más, incluso provoca que el dolor esté más presente en nuestro día a día. El dolor va a estar siempre ahí, pero tú puedes escoger cómo vivirlo”, concluye Constanza González."

Haz click aquí para leer todo el artículo


lunes, 25 de junio de 2012

Sobre el amor incondicional...

(Fragmento de "El olvido que seremos" Hector Abad Faciolince)


"...Por algunas de esas cartas que conservo todavía,y por el recuerdo de los cientos y cientos de conversaciones que mantuve con él, yo he llegado a darme cuenta de que no es que uno nazca bueno, sino que si alguien tolera y dirige nuestra innata mezquindad,es posible conducirla por cauces que no sean dañinos o incluso cambiarle el sentido. No es que a uno le enseñen a vengarse (pues nacemos con sentimientos vengativos),sino que le enseñan a no vengarse. No es que a uno le enseñen a ser bueno, sino que le enseñan a no ser malo. Nunca me he sentido bueno, pero si me he dado cuenta de que muchas veces, gracias a la benéfica influencia de mi papá, he podido ser un malo que no ejerce, un cobarde que se sobrepone con esfuerzo a su cobardía, y un avaro que domina su avaricia. Y lo que es más importante, si hay algo de felicidad en mi vida, si tengo alguna madurez, si casi siempre me comporto de una manera decente y más o menos normal, si no soy un antisocial y he soportado atentados y penas y todavía sigo siendo pacífico, creo que fue simplemente porque mi papá me quiso tal como era, un atado amorfo de sentimientos buenos y malos, y me mostró el camino para sacar de esa mala índole humana que quizás todos compartimos, la mejor parte.Y aunque muchas veces no lo consiga, es por el recuerdo de él que casi siempre intento ser menos malo de lo que mis naturales inclinaciones me indican."


lunes, 5 de marzo de 2012

El necesario equilibrio entre lucha y renuncia.



Para nadie resulta ajeno el inmenso valor que le damos culturalmente a la capacidad de lucha, como una de las actitudes necesarias para poder vivir y “ganarse un espacio en el mundo”, luchar para sobrevivir, luchar para sobreponerse, luchar para conseguir lo que se desea, luchar para ser mejor; sin embargo de darle tanto valor perdemos de vista el necesario equilibrio entre lucha y renuncia, para sobrevivir a veces es necesario renunciar, al igual que para sanar, y el espacio en el mundo ya lo tenemos, solo hace falta permitirnos ser.

lunes, 30 de enero de 2012

La Capacidad de Alegrarse



"En la tradición zen se enseña a los estudiantes a inclinarse tanto ante los demás como ante los objetos corrientes como muestra de respeto. Se les enseña a cuidar igual de bien de las escobas y del cuarto de baño como de las plantas para mostrar su gratitud hacia esos objetos. Ver a Trungpa Rimpoché una mañana poner la mesa para desayunar fue como contemplar a alguien haciendo un arreglo floral o creando un decorado. Puso tanto cuidado y placer en arreglar cada detalle, en colocar los manteles individuales y las servilletas, los tenedores, los cuchillos y las cucharas, los platos y las tazas de café, ¡que tardó varias horas en poner la mesa! Desde entonces, aunque sólo tenga unos minutos, valoro el ritual de poner la mesa como una oportunidad para estar presente y alegrarme.

Alegrarse de las pequeñas cosas no es ser un sentimental o poco original, en realidad requiere ser intrépido. Cada vez que dejamos de quejarnos y permitimos que la buena suerte de la vida cotidiana nos inspire, entramos en el mundo del guerrero. Podemos hacerlo incluso en los momentos más difíciles. Todo cuanto vemos, oímos, saboreamos y olemos tiene el poder de fortalecernos e inspirarnos."

Pema Chödrön, "Los lugares que te asustan". 2001


jueves, 12 de enero de 2012

Una experiencia desde la Psicologia de la Sencillez...

 Comparto un texto que una persona decidió escribir y regalarme despues de vivir un proceso terapeútico:

"Me encontraba ante un pasillo oscuro. Atrapado por el miedo buscaba desesperadamente el interruptor de la luz. El primer interruptor al principio del pasillo no funcionaba, ¡Socorro, que alguien encienda la luz!
La Psicologia de la Sencillez, no encendió la luz, no hizo falta, pues me llevó de la mano a lo largo del pasillo. La oscuridad sirvió de aprendizaje para descubrir que la luz siempre estuvo ahí. Sólo hacia falta aprender a mirar, descubrir como no es la oscuridad en sí misma la que provoca el miedo, sino el rechazo que sentimos hacia ella, al querer que desaparezca. En este proceso la psicología de la sencillez nos propone sustituir los juicios y las recriminaciones por la suavidad y el acompañarse.
El terapeuta nos acompaña en este proceso y nos ayuda a reconocer, a través del soporte que nos ofrece, un espacio de aceptación y acompañamiento incondicional que es un reflejo de nuestra propia capacidad de tratarnos con suavidad.
Poco a poco toda la energía que invertia en protegerme, se ha ido transformando en un estado de dignidad y coraje básicos que me permiten vivir en paz y confianza. Siento que no importa tanto lo que pueda ocurrir fuera o dentro de mi ya que siempre voy a poder recurrir a este espacio de cordura fundamental que siempre nos acompaña, ya que es nuestra naturaleza básica cuya esencia es amor.
Desde este enfoque, nuestras sombras más temidas serán el combustible para la felicidad plena.

Gracias por mostrarme el arte de no tenerle miedo a observar los juicios de la mente y de aprender a hablar desde el corazón, por ayudarme a ver que existe un camino en el que cuando uno expresa lo que siente, se desvanecen las dudas y se manifiesta una profunda paz y tranquilidad que provienen de la aceptación."