viernes, 24 de marzo de 2017

¿Donde está la herida?

Cada dolor del pasado fue, sucedió, quedó enmarcado allí en el pasado y aunque duela en el presente, no es el mismo dolor. El verdugo y el herido ya no son los mismos, así que ¿donde está la herida?
Si la herida no está en el presente ¿qué es lo que duele?
Si lo único que tenemos en el presente son las experiencias frescas de cada momento, ¿quién se encarga de poner el viejo dolor allí en medio?

El aprendizaje del dolor es importante, recordar el poder destructor del fuego nos salva de morir abrasados; sin embargo, ¿qué sucede con aquellas experiencias que quedan secuestradas por el miedo?; aquellas que en lugar de asegurarnos la supervivencia nos retienen en el escondite, de la desconfianza, de la rabia, de la vieja descripción de quienes éramos en el momento del dolor.

El miedo nos retiene como espectadores temerosos, cargando el rosario de dolores entre las manos, acariciando cada cuenta con los dedos con tal de no dejar escapar ningún dolor; proyectando en cada nueva situación el viejo pasado, representando una y otra vez el papel del herido sobre el escenario de la vida; implorando una y otra vez que no nos toquen la herida, pero ¿dónde está esa herida?


lunes, 19 de septiembre de 2016

Autobiografía en 5 capítulos


Capítulo 1
Bajo por la calle. Hay un enorme hoyo en la acera. 
Me caigo dentro, estoy perdido... impotente. 
No es culpa mía. 
Se tarda una eternidad en salir de allí.

Capítulo 2
Bajo por la misma calle. Hay un enorme hoyo en la acera. 
Hago cómo que no lo veo. Vuelvo a caer dentro. 
No puedo creer que esté en el mismo lugar. 
Pero no es culpa mía. 
Todavía se tarda mucho tiempo en salir de allí.

Capítulo 3
Bajo por la misma calle. Hay un enorme hoyo en la acera. 
Veo que está allí. Igual caigo en él... es un hábito. 
Tengo los ojos abiertos. 
Sé dónde estoy. Es culpa mía. 
Salgo inmediatamente de allí.

Capítulo 4
Bajo por la misma calle. Hay un enorme hoyo en la acera. 
Paso por el lado.

Capítulo 5
Bajo por otra calle.

Nyoshul Khenpo

lunes, 23 de noviembre de 2015

Acompañar en el sufrimiento

"Cuando un amigo nuestro padece un gran dolor físico emocional, a veces no nos atrevemos a estar con él o, si lo visitamos, nos da miedo una comunicación sincera. Pensamos que deberíamos saber cómo aliviar su dolor, saber decirle las palabras adecuadas. Sin embargo lo que más necesita una persona que sufre es nuestra presencia. En griego, la palabra que expresa una persona que conforta es paraclete, que significa "el que viene a caminar a tu lado". Lo que aportamos al ayudar al amigo es nuestra presencia amorosa, con perspectiva.

Más que lo que hacemos o lo que decimos, lo que ayuda a una persona que sufre es cómo somos. 
El "cómo somos" está conectado con la conciencia que tengamos de nuestro propio sufrimiento y hasta dónde hayamos conseguido elaborar nuestra propia tristeza.Y, finalmente nuestra presencia amorosa depende de nuestra capacidad para reconocer y a continuación soltar nuestros temores y expectativas, permaneciendo receptivos y compasivos hacia la otra persona."


"Para morir en paz" Ed. Rigden Institut Gestalt
Christine Longaker



martes, 14 de abril de 2015

Ser Real...


"¿Que es REAL?" preguntó el conejo un día, cuando estaban acostados uno junto al otro cerca de lo orilla del cuarto, antes de que Nana llegara a limpiar el cuarto. "¿Significa tener que tener un zumbido dentro y una manija hacia afuera?"
"Real no es como estas hecho" dijo Caballo de Tela. Es una cosa que te sucede. Cuando un niño te ama por mucho tiempo, no solo para jugar, pero REALMENTE te ama, entonces te haces REAL."
"¿Y eso duele?" preguntó el conejo.
"Algunas veces," dijo Caballo de Tela, porque él era siempre sincero. "Cuando eres Real no te importa ser lastimado."
"¿Ocurrirá todo a la vez, como dar cuerda," preguntó, "o poco a poco?"
"No sucede todo a la vez," dijo Caballo de Tela. "Te conviertes. Tarda mucho tiempo. Es por eso qué no suele suceder a las personas débiles, o que tienen bordes afilados, o que deben mantenerse con mucho cuidado. Generalmente, para cuando eres Real, has perdido la mayor parte del cabello de tanto amor y tus ojos cuelgan y las articulaciones y estas muy gastado. Pero estas cosas no importan en absoluto, porque una vez que eres Real no puedes ser feo, excepto para la gente que no entiende."

Margery Williams Bianco, "El Conejo de peluche o como los juguetes se vuelven reales" 1922

miércoles, 28 de enero de 2015

La belleza del dolor

Hace ya un tiempo que me he ido encontrando con la idea de la belleza que puede existir implicita en el dolor. Lo he leído, lo he escuchado y algún tiempo le he dedicado a reflexionarlo; el concepto me resultaba dulce y en ultimas reconfortante: pensar que en medio de una situación dolorosa cabía la posibilidad de encontrase con algo bello, era la promesa de un oasis en medio del desierto.

Y ahora despues de llevar algún tiempo serpenteando las inagotables dunas puedo decir que he librado grandes peleas con la idea...que de bello nada, que al principio no se cumplio esa promesa, que por mucho que caminaba nada bello encontraba a mi paso.

Pero finalmente y despues de mucho cansancio, o gracias a él, apareció. No como una gran revelación, no como un estado permanente, no. Empezaron a aparecer pequeños momentos, fugaces encuentros, empecé a experimentar la sensacion de tener el corazón abierto de par en par, la sensación de que todo podia tocarme, todo podia llegar hasta el fondo de ese corazón adolorido, en esos momentos ese corazón era puro espacio y finalmente comprendí que probablemente esto podría ser lo bello del dolor para mi, lo bello de este dolor mio, un corazón abierto a la existencia.

Ahora entiendo desde mi experiencia, que la alegría es un corazón que comparte siendo el centro, en cambio el corazón del dolor es una llanura, un horizonte abierto donde todo y todos pueden entrar.




 

martes, 23 de septiembre de 2014

"¿Te crees los estados de tu mente?...Entonces seguro que sufrirás"

"Cuando Ajahn Chah advertía que lo estaba pasando mal, solía llamar mi atención: "¿Qué? ¿Atrapado de nuevo en algún estado?". En el monasterio del bosque constantemente recibíamos la instrucción tanto de observar la propia conciencia como de nombrar de forma precisa cada uno de los estados que la llenasen a lo largo del día: asustado, aburrido, relajado, confundido, resentido, tranquilo, frustrado, etc.

A veces Ajahn Chah nos pedía que nombráramos en voz alta nuestros estados para reconocerlos con más claridad. A un monje recién divorciado de Bangkok le amonestaba: "¿Sientes tristeza? ¿Rabia? ¿Pena de ti mismo? Bueno, es natural. Contémplalo todo". Y riéndose, le decía a un monje inglés que se sentía confundido: "¿Puedes ver  lo que ocurre? Estás distraído, confundido, hecho un lío. Sólo son estados de la mente. Venga, ¿te crees los estados de tu mente? ¿Estás atrapado en ellos? Entonces seguro que sufrirás."

Jack Kornfield "La Sabiduría del Corazón" Ed. La liebre de marzo