Es verdad...un poco extravagante e impertinente si que es, eso debemos reconocérselo, sin embargo algo de responsabilidad tenemos en ello, si nos detuviesemos a observarlo y conocerlo, probablemente encontraríamos que tiene un fondo de lo más sumiso y servicial.
Y cuando se dice observar es desde una actitud particular, no desde la atención que todo se lo cree, que mira al invitado y se cree todas las historias que tiene para contar, y el miedo que es bueno contando historias ve nuestros ojos cada vez más abiertos siguiendo cada movimiento de su narración y se deleita, y se crece, y aumenta los detalles, exagera el cuento y ya nos tiene, dejamos de ser los anfitriones y permitimos que decida en casa.
Se trata más bien de observarlo desde el centro, desde la certeza de ser el anfitrión, y el miedo, a quien acogemos temporalmente, desde este lugar y sin tanta atención de por medio, poco a poco va encontrando su lugar, nos va mostrando la utilidad de sus visitas e incluso, si lo escuchamos sin temerle, nos proporciona la información que necesitamos.