miércoles, 14 de mayo de 2014
martes, 1 de abril de 2014
El encuentro con el enemigo.
"La esencia del valor es vivir sin engañarnos. Sin embargo, no es fácil observar con sinceridad lo que hacemos. Vernos con claridad es al principio molesto y embarazoso. A medida que aprendemos a vernos con más claridad y a ser leales, empezamos a percibir cosas que preferiríamos negar: nuestra sentenciosidad, mezquindad y arrogancia. No se trata de pecados sino de hábitos temporales de la mente que pueden desaparecer.Cuanto más los conozcamos, más débiles se volverán. Así es como llegamos a confiar en que nuestra naturaleza básica es extremadamente sencilla y carece de la lucha entre el bien y el mal.
Un guerrero empieza a hacerse responsable de la dirección que toma su vida. Es como si lleváramos a cuestas un equipaje innecesario. Las enseñanzas nos animan a abrir las maletas y a observar atentamente lo que hemos metido en ellas. Al hacerlo empezamos a comprender muchas cosas que llevamos y ya no las necesitamos."
Pema Chödrön "Los lugares que te asustan"
Un guerrero empieza a hacerse responsable de la dirección que toma su vida. Es como si lleváramos a cuestas un equipaje innecesario. Las enseñanzas nos animan a abrir las maletas y a observar atentamente lo que hemos metido en ellas. Al hacerlo empezamos a comprender muchas cosas que llevamos y ya no las necesitamos."
Pema Chödrön "Los lugares que te asustan"
lunes, 24 de febrero de 2014
El hábito de aplazar la felicidad, un error de apreciación
"Felicidad",
que intangible e inalcanzable suena esta experiencia. Pareciera que
corremos toda la vida tras ella, siendo tal su velocidad, que cuando
alcanzamos a tenerla entre índice y pulgar, aún sin recuperar el
aliento, vuelve y se escabulle obligándonos a retomar la carrera.
Solemos considerar
la felicidad como un estado casi permanente al que debemos tener
acceso por derecho propio, y para su encuentro nos empeñamos en
poner en orden cada uno de los aspectos de nuestra vida, pensando que
el control de todas aquellas áreas traerá como resultado el hecho
de ser felices. Sin embargo, con frecuencia, dentro de la ecuación
olvidamos contemplar la variable del cambio, olvidamos el movimiento,
olvidamos que nuestra vida está construida en la interacción con
otras personas que también se mueven y por tanto es bastante
improbable que la ecuación “todo bajo control” dé como
resultado “el estado de felicidad”.
Pretendemos “ser
felices” esperando el escenario ideal: cuando la situación
económica sea óptima, cuando tengamos una casa, un trabajo, un
amor, estabilidad emocional, el bienestar de los nuestros, y la lista
podría continuar y así continuamos, aplazando, corriendo, esperando
a tenerlo todo como creemos que debería estar, para poder
permitirnos descansar en el sofá y saborearla.
No obstante, si nos
detuviéramos un momento a observarnos, seguramente comprenderíamos
que hemos errado en el enfoque, que hace falta volver a plantearnos
su significado en nuestras propias vidas, porque la realidad es otra,
y nos enseña que probablemente la felicidad no sea un estado al que
tengamos derecho, sino mas bien una actitud para cultivar, una forma
de disfrutar de los momentos, un espacio desde el cual interpretar
las vivencias y actuar, una visión clara del presente que nos
permite reconocer el gozo de este preciso segundo.
Se trata más bien
de saborear cada situación que surge y se evapora desde la presencia
y la aceptación, para dar espacio a la siguiente experiencia. Sólo
desde esta actitud podremos construir la base desde la cual vivir
tanto lo agradable como lo desagradable, de otra forma solo estaremos
luchando con las situaciones y de nuevo corriendo tras el “poder
ser felices”.
Cuando nos relajamos
y permitimos que la vida se muestre como es, porque finalmente así
terminará siendo por mucho que nos opongamos a ello, incluso en las
situaciones más adversas, en medio del dolor, gracias a la
aceptación hallaremos momentos dulces, en los cuales podremos
comprobar que la felicidad no es como nos imaginábamos, es mucho
más sencilla, mucho más estable, mucho más sutil. Solo entonces
podremos permitirnos ser felices, sin esperar nada que no sea lo que
pasa en el presente, aquí y ahora, en la vida tal cual se presenta
en este momento.
miércoles, 8 de enero de 2014
Presos del ¿Por qué?
Con mucha frecuencia suelo observar en mi trabajo terapéutico que paradojicamente, aquello que la mente nos enseña como el camino que conduce a la solución de cualquier dificultad, termina convirtiéndose, en la prisión que bloquea cualquier salida y que rápidamente nos separa de la experiencia de la realidad.
Cuando algo no funciona de la forma que queremos en nuestra vida la primera imagen y pregunta que viene a nosotros es un ¿por qué? en mayúsculas y negrita, si concentramos en ello toda nuestra atención terminará por eclipsar los demás contenidos creativos que vienen asociados, así como los recursos y el contacto con la experiencia del momento.
Preguntarnos ¿por qué? es una pregunta muy útil, sin embargo ni es la única, ni es la meta. Pero pareciera que logramos cierto regocijo creando historias que respondan a ella, sobre el pasado, sobre los antepasados, sobre las carencias, sin embargo esto solo es el punto de partida.
Podemos crear preciosas y elaboradas historias, acerca de recuerdos parciales, fragmentados y deteriorados de nuestro pasado, historias que una vez elaboradas entran rápidamente a formar parte de nuestra descripción de nosotros mismos y de nuestro discurso... Una nueva cárcel, elaborada, pulida y detallada pero al fin y al cabo historia y cárcel.
Y por supuesto que una parte importante de un proceso terapéutico es la comprensión, pero nos distraemos con la comprensión del pasado sin intentar relacionarnos con la comprensión del presente. Tal vez incluso sin responder a esta pregunta también podamos encontrar el camino y probablemente llegaremos al "porque..." de manera natural, como conclusión, como una nota al pie que explica al lector el proceso, que pone en contexto, pero no como el objetivo
Permitamos al por que? tener un lugar, pero mas reducido, al lado del ¿que es lo que continuo haciendo para mantener esta situación?, al lado del ¿como? y muy por debajo de la atención consciente, de la presencia sin juicios en el momento presente.
jueves, 14 de noviembre de 2013
"El viaje"
Un día finalmente supiste
lo que debías hacer, y empezaste,
aunque las voces a tu alrededor
continuaban gritando
sus malos consejos–
a pesar de que toda la casa
empezara a temblar
y sintieras el viejo tirón
en tus tobillos.
“¡Arregla mi vida!”
cada voz gritaba.
Pero no te detuviste.
Sabías lo que debías hacer,
a pesar de que el viento levantó
con sus dedos rígidos
los cimientos mismos,
a pesar de que su melancolía
era terrible.
Era lo suficientemente
tarde, y una noche salvaje,
y el camino lleno de ramas
caídas y de piedras.
Pero poco a poco,
mientras dejabas atrás sus voces,
las estrellas comenzaron a arder
entre las capas de nubes,
y hubo una nueva voz
que lentamente
reconociste como propia,
que te acompañó
mientras te adentrabas más y más
en el mundo,
decidida a hacer
la única cosa que podías hacer–
decidida a salvar
la única vida que podías salvar.
Mary Oliver, "Trabajo soñado". 1986
lo que debías hacer, y empezaste,
aunque las voces a tu alrededor
continuaban gritando
sus malos consejos–
a pesar de que toda la casa
empezara a temblar
y sintieras el viejo tirón
en tus tobillos.
“¡Arregla mi vida!”
cada voz gritaba.
Pero no te detuviste.
Sabías lo que debías hacer,
a pesar de que el viento levantó
con sus dedos rígidos
los cimientos mismos,
a pesar de que su melancolía
era terrible.
Era lo suficientemente
tarde, y una noche salvaje,
y el camino lleno de ramas
caídas y de piedras.
Pero poco a poco,
mientras dejabas atrás sus voces,
las estrellas comenzaron a arder
entre las capas de nubes,
y hubo una nueva voz
que lentamente
reconociste como propia,
que te acompañó
mientras te adentrabas más y más
en el mundo,
decidida a hacer
la única cosa que podías hacer–
decidida a salvar
la única vida que podías salvar.
Mary Oliver, "Trabajo soñado". 1986
Parque Tayrona -Colombia-
lunes, 28 de octubre de 2013
La personalidad del miedo
Es verdad...un poco extravagante e impertinente si que es, eso debemos reconocérselo, sin embargo algo de responsabilidad tenemos en ello, si nos detuviesemos a observarlo y conocerlo, probablemente encontraríamos que tiene un fondo de lo más sumiso y servicial.
Y cuando se dice observar es desde una actitud particular, no desde la atención que todo se lo cree, que mira al invitado y se cree todas las historias que tiene para contar, y el miedo que es bueno contando historias ve nuestros ojos cada vez más abiertos siguiendo cada movimiento de su narración y se deleita, y se crece, y aumenta los detalles, exagera el cuento y ya nos tiene, dejamos de ser los anfitriones y permitimos que decida en casa.
Se trata más bien de observarlo desde el centro, desde la certeza de ser el anfitrión, y el miedo, a quien acogemos temporalmente, desde este lugar y sin tanta atención de por medio, poco a poco va encontrando su lugar, nos va mostrando la utilidad de sus visitas e incluso, si lo escuchamos sin temerle, nos proporciona la información que necesitamos.
Y cuando se dice observar es desde una actitud particular, no desde la atención que todo se lo cree, que mira al invitado y se cree todas las historias que tiene para contar, y el miedo que es bueno contando historias ve nuestros ojos cada vez más abiertos siguiendo cada movimiento de su narración y se deleita, y se crece, y aumenta los detalles, exagera el cuento y ya nos tiene, dejamos de ser los anfitriones y permitimos que decida en casa.
Se trata más bien de observarlo desde el centro, desde la certeza de ser el anfitrión, y el miedo, a quien acogemos temporalmente, desde este lugar y sin tanta atención de por medio, poco a poco va encontrando su lugar, nos va mostrando la utilidad de sus visitas e incluso, si lo escuchamos sin temerle, nos proporciona la información que necesitamos.
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